En el Antiguo Testamento Dios entregó los Diez Mandamientos a Moisés en el Sinaí para ayudar a su pueblo escogido a cumplir la ley divina.
Jesucristo, en la ley evangélica, confirmó los Diez Mandamientos y los perfeccionó con su palabra y con su ejemplo.
Nuestro amor a Dios se manifiesta en el cumplimiento de los Diez Mandamientos y de los preceptos de
En definitiva, todos los Mandamientos se resumen en dos: Amar a Dios sobre todas las cosas y Amar al prójimo como a uno Mismo, y más aún, como Cristo nos amó.
No basta creer para salvarse, pues dice Jesucristo: Si quieres salvarte, cumple los mandamientos. Dios mismo dio los Diez Mandamientos a Moisés, y Jesucristo los confirmó y perfeccionó con su palabra y con su ejemplo.
Hoy quiero empezar un trabajo de reflexión de cada uno de los 10 Mandamientos de Dios, para que juntos podamos reflexionar y ver cómo podemos ajustarlos a nuestro día a día, y así poder empezar un proyecto de vida nuevo de la mano de Jesús, para que el mismo y con ayuda del Espíritu Santo, nos impregnen en nuestros corazones el obedecer los mandamientos de la ley de Nuestro Padre Celestial.
Estos son los 10 Mandamientos:
1º Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2º No tomarás el Nombre de Dios en vano.
3º Santificarás las fiestas.
4º Honrarás a tu padre y a tu madre.
5º No matarás.
6º No cometerás actos impuros.
7º No robarás.
8º No dirás falso testimonio ni mentirás.
9º No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10º No codiciarás los bienes ajenos.
Espero que nos ayude a reflexionar y a entender que debemos de corregir y mejorar para llevar una vida en comunion con Dios
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