sábado, 1 de agosto de 2009

Dos Minutos
Por Luis García Dubus

ELEGIR CONFIAR
Juan 6, 24-35

Estoy tan asombrado con lo que me sucedió esta semana, que ni siquiera sé cómo interpretarlo. El domingo en la noche me dirigí a mi esposa diciéndole: “No sé qué hacer. Tengo tres horas estudiando, pensando y meditando qué escribir en el próximo articulo, y estoy en blanco. No sé qué hacer…”

Y resulta que en el momento en que yo decía esto, había una señora (a quien no conozco personalmente) escribiendo exactamente lo que yo tenía que decir, y enviándomelo por coreo electrónico.

Su vivencia explica de manera excelente el mensaje de hoy. Héla aquí:

“ ¡Hola Luis! Soy una fiel lectora de su columna…
Luis, yo soy un milagro del Señor. Hace dos años
estuve muy grave. 18 días con intubaciones, paros
cardiacos, niveles electrolíticos inmanejables, y según
los médicos al menos quedaría con daño cerebral.
Estaba en coma y me unjieron, porque al parecer era
imposible mi recuperación. Pero Jesús tenía otros
planes para mí. La cadena de oración de mi familia,
esposo, amigos, mis hijos, de 7, 5 y 2 años surtió efecto.

“Salí y aprendí a manejar la enfermedad”, continúa la señora, “pero Luis, al mes de todo esto, mi esposo se fue con una jovencita después de 10 años de matrimonio con altas y bajas pero cimentada en el respeto, la tolerancia y el amor. Al menos creía yo”.

Y sigue el relato:”En esta difícil situación, sus artículos han reforzado en mí la confianza para dejar todo en manos de Jesús. No me quejo. Estoy viva. Mis hijos me necesitan. Creo que a través de estas pruebas Dios ha desarrollado mi carácter. Vivo un día a la vez, pero sobre todo y por todo doy gracias por lo que vivo cada día”.

Y termina este extraordinario ejemplo de la presencia actual del Espíritu de Jesús diciendo:

“Es de nosotros mismos que tiene que salir el deseo de tocar a Jesús. El espera que lo hagamos con fe, y su inmenso poder nos transformará. Gracias por ayudarme
a permanecer en El, confiar y soltar. ¡Gracias…!”

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En el evangelio de hoy (Juan 6, 24-35), aparece el Señor diciendo: “Ustedes no me buscan porque hayan percibidos señales, sino porque han comido pan hasta saciarse”

Y luego añade:
“No trabajen por el alimento que se acaba, sino por el alimento que dura dando una vida sin término.
(Juan 6, 27-29)

El primero de los párrafos anteriores habla de un seguimiento de Jesús buscando algún beneficio. “Dios me curó”. “Dios me complació”. “Dios me consiguió tal o cual cosa”

Es una fe basada en la imagen de un Dios arregla - problemas. Le llaman “la imagen infantil de Dios”

El segundo párrafo habla de ensanchar la fe y abrir la vida a horizontes más amplios que los bienes inmediatos. Se trata de una fe de entrega, no de apropiación. Entender a Dios como un Padre amoroso, asequible y libre, que sabe mucho mejor que yo qué es lo que me conviene, y por qué y para qué suceden las cosas.

LA PREGUNTA DE HOY

¿QUÉ TENEMOS QUE HACER?

Esa fue la pregunta que le hicieron a Jesús. Su respuesta es desconcertante. Les dijo que no se trata de hacer, sino de creer, de acoger la iniciativa del amor de Dios presente en El, de recibir el don, sin más.

San Pablo dice hoy que lo que tenemos que hacer es “DEJAR QUE EL ESPÍRITU NOS RENUEVE Y CAMBIE LA MENTALIDAD”.
(Efesios 1,17)

Entonces no necesitaremos que Dios haga nuestra voluntad obrando un milagro, y en cambio se realizará el verdadero milagro: Nosotros dejando todo en sus manos, nosotros haciendo en paz la voluntad de El. “Viviendo un día a la vez, y sobre todo y por todo dando gracias por lo que vivimos cada día”, como escribió la señora.

Esto es una fe madura. Esto es dar un viraje lleno de sentido a la existencia. En vez de buscar, esperar. En vez de hacer, recibir. En vez de lograr, creer. Elegir creer. Elegir confiar. Elegir la humildad… y vivir en la presencia amorosa de Dios.

Que Dios bendiga mucho a usted, y a la señora que nos dio un ejemplo tan excelente de lo que significa ELEGIR CONFIAR.


Email:igdubus@hotmail.com
20090802

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