martes, 10 de abril de 2012

Mañanitas Biblicas

El Señor es mi pastor;
nada me faltara.
En lugares de delicados pastos me hará
descansar; junto a aguas de reposo,
me pastoreara.
Confortara mi alma;
me guiara por sendas de justicia
por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte
no temeré Tu estarás conmigo; tu vara
y tu cayado me infundirán aliento.
Aderezas mi mesa delante de mi, en
presencia de mis angustiadores;
unges mi cabeza con aceite; mi copa
esta rebozando.
Ciertamente el bien y la misericordia
me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa del Señor morare por
largos días.

SALMO 23

EMAUS

HERMANOS DE EMAUS
Seria una irreverencia de nuestra
parte expresar una sola palabra más.

Inclinemos nuestra cabeza y hagamos
reverencia a este SALMO 23.


CONVERSION

JESUS LES AMA

Dos Minutos

DOS MINUTOS


Por: Luis García Dubus


Juan, capítulo 20, 1 – 9


LAS SEÑALES


Un hombre está parado frente a un letrero la iglesia de San Antonio. El letrero dice: “Cristo está vivo”. Aparece un sacerdote. El hombre se dirige al sacerdote y le pregunta:


“¿Fue usted quien puso ese letrero?”


“Sí”, responde el sacerdote.


“Entonces”, dice el hombre, “¿usted afirma que Cristo está vivo?”


“En efecto”, vuelve a responder el sacerdote.


“Pues... ¡enséñemelo!” dice entonces el hombre.


No sé qué le respondió el sacerdote. ¿Qué le hubiera respondido usted...?


Aquel pobre hombre no tenía fe. Exigía ver al Señor para creer que estaba vivo. ¿Qué argumento podría demostrarle que el Señor resucitó? ¿Acaso existe tal argumento?


En el evangelio de San Juan, capítulo 20, versículo 1 al 9, aparecen dos hombres corriendo hacia una tumba.


Dice el evangelio que encontraron la tumba abierta y entraron. Pero no vieron el cuerpo que habían sepultado allí tres días antes. Sólo vieron la ropa que tenía puesta, alguna en el suelo y la otra cuidadosamente enrollada aparte. Y al ver aquello, creyeron. No habían visto al Señor, pero creyeron.


Creyeron porque vieron señales. Y a través de esas señales, recibieron la fe. Es como quien ve humo y dice: hay un fuego. No ha visto el fuego, pero sabe que lo hay.


Yo no he visto al Señor. Usted tampoco. Sin embargo estoy escribiendo esto y usted lo está leyendo. Lo cual prueba que tanto usted como yo tenemos algún nivel de fe, y estamos deseando aumentarlo.


Y el Señor nos dice que tanto usted como yo somos dichosos, porque tenemos fe sin haber visto. (Juan 20,29).


Sin haberlo visto a El, claro. Pero hemos visto señales, que nos han permitido recibir el gran regalo de la fe.


Dice Benedicto XVI en su último libro sobre Jesús, Pág. 282


“Que Jesús’ solo haya existido o que, en cambio exista también ahora depende de la resurrección”


Y luego explica algo muy interesante:


“La resurrección de Jesús ha consistido en romper las cadenas para ir a un tipo de vida totalmente nuevo, a una vida que HA INAUGURADO UNA NUEVA DIMENSION”


¡Ya! He aquí la razón de que no lo veamos, ¡está en una nueva dimensión! La dimensión que vemos son el largo, el ancho y la profundidad de algo. En física, no hay otra conocida. Pero en esta dimensión nueva, puede El estar justo al lado, y lo podemos ver con nuestros ojos físicos.


¡HAY OTRA DIMENSION MÁS! Y de ella, sólo percibimos, si estamos atentos, señales.


LA PREGUNTA DE HOY


¿CÓMO SE LOGRA TENER MAS FE?


Un famoso psicólogo y teólogo contemporáneo llamado John Powell nos dice a este respecto:


“La respuesta que voy a proponer podría parecer simplista, sin embargo, si usted desea realmente tener más fe, haga la prueba: lea lentamente y con espíritu de oración el Nuevo Testamento tratando de mantener abierta la mente y corazón.”


“Nosotros no podemos producir fe, pero podemos pedirla y disponernos a recibirla. Lo demás le toca a Dios”.


Recuerde: Dios ha creado UNA NUEVA DIMENSION


En esa dimensión en donde está ahora Jesús, y es donde estaremos un día usted, y yo, y todos nuestros seres queridos. ¡Este atento a las señales!